Por Hombres y Mujeres como Dios Manda



“En ninguna parte de la Escritura, Dios manda a los hombres mandar sobre las mujeres.”


“Esta es una gran declaración. ¿Sabemos que es verdad?”

Solo había un verso en la Escritura que yo sabía que podría decir esto. En Génesis 3, Dios le dice a Eva que una de las consecuencias de la caída era que su deseo sería para su marido y que él se enseñorearía de ella. Estoy convencida que esto es descriptivo (es decir, que Dios está diciendo lo que sucederá) en lugar de prescriptivo (es decir, esta es la manera que Dios desea que suceda). Si es prescriptivo, y sabiendo que Dios es siempre consistente consigo mismo, ¿Cómo explicas que Débora, Ester, Priscila, Febe, por lo hablar de un montón de otras mujeres más, hayan sido utilizadas por Dios, en posiciones de liderazgo, a través de las páginas de la historia?

No podría pensar en ningún otro verso. Pero ¿Estoy totalmente segura, sin ninguna sombra de duda?

Asumiendo entonces que, esa declaración es verdadera, ¿Qué diferencia hace en nuestras comunidades cristianas?

En nuestra sociedad actual, en la infancia, las niñas pueden ser obligadas a contraer matrimonio, sufrir vejaciones sexuales y mutilación genital. Durante la niñez, la adolescencia y la vida adulta, a las mujeres se les puede negar educación, atención de salud e incluso comida y restringir su movilidad, la elección de su educación, puesto de trabajo y compañero. En el curso de su vida puede ser sometida a embarazo forzado, vejación emocional, física o sexual por parte de sus parientes, compañero, cónyuge, o personas ajenas a su familia, o estar sujeta a acoso sexual, trata o violación. 

La violencia doméstica, es decir, la que ocurre en los hogares, es la forma más común de violencia contra la mujer. Estudios hechos en 35 países sugieren que entre una cuarta parte y más de la mitad de las mujeres han sido agredidas por su pareja actual o anterior. Es la causa principal de lesiones; en algunos casos ocurre casi a diario y en otros es causa de muerte. Las adolescentes y las mujeres jóvenes son víctimas de la violencia de manera desproporcionada; entre 40% y 58% de las agresiones sexuales se cometen contra niñas menores de 16 años y, por lo general, son perpetradas por algún miembro de la familia o un conocido. 

La violencia puede tener numerosas consecuencias negativas para la salud sexual y reproductiva de las mujeres, tales como el embarazo no deseado, abortos, enfermedad pélvica inflamatoria, dolor pélvico crónico, enfermedades de transmisión sexual, VIH/SIDA e infertilidad. El temor a la violencia doméstica, con frecuencia impide que las mujeres usen medios de contracepción o soliciten a sus compañeros que los usen. 

¿CÓMO SE DEFINE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER?

 “La expresión “violencia contra la mujer” se refiere a todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada. La violencia contra la mujer no es un proceso lineal que empeora, no es ni siquiera un ciclo que viene y va y viene y va nuevamente para angustiar. Es como un tornado o un huracán que se prepara mientras va generando un poder destructivo y absorbe a la persona y a quienes la rodean en un torbellino y luego los despide maltratados, desorientados, necesitados y a veces irrevocablemente perdidos de por vida. No es siquiera un ciclo que pueda estudiarse, entenderse y por lo tanto estar equipada para lidiar con él, pero se presenta como muchos ciclos, que provienen de muchos ángulos y que involucra a los sistemas y las estructuras que gobiernan nuestra vida.

"Regresar a los principios de Dios 

"Regresar a los principios de Dios en relación a la vida de pareja según la Biblia" significa volver a los fundamentos y enseñanzas que Dios establece en las Escrituras para guiar y orientar la relación entre un hombre y una mujer en el contexto del matrimonio. Estos principios se basan en la creencia de que Dios es el creador del matrimonio y tiene un propósito específico para esta institución.

Según la Biblia, el matrimonio es una unión sagrada y comprometida entre un hombre y una mujer. En Génesis 2:24, se establece que "por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". Esto implica una conexión profunda y exclusiva entre el esposo y la esposa, en la que se convierten en una unidad indivisible.

Además, la Biblia enseña que el matrimonio es un reflejo del amor y la relación entre Cristo y la Iglesia. Efesios 5:22-33 habla sobre el amor y la sumisión mutua dentro del matrimonio, donde se insta a los esposos a amar a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y a las esposas a someterse a sus esposos como a Cristo. Esto implica una relación de respeto, amor sacrificial y liderazgo amoroso basado en los principios de la Palabra de Dios.

Regresar a los principios de Dios en relación a la vida de pareja implica vivir de acuerdo con estos principios divinos, buscando la voluntad de Dios en todas las áreas de la relación matrimonial. Esto puede incluir aspectos como la fidelidad, el respeto mutuo, el perdón, la comunicación efectiva, el apoyo mutuo, la crianza de los hijos según los valores bíblicos y el crecimiento espiritual en pareja.

En resumen, regresar a los principios de Dios en relación a la vida de pareja según la Biblia implica buscar una relación basada en el amor, la fidelidad y el compromiso mutuo, siguiendo los preceptos y enseñanzas de las Escrituras como guía para el matrimonio.